Reflexión del día  

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En una sociedad que nos bombardea, en donde nos invaden las imágenes, sonidos, colores, y en esta rutina diaria en que todos estamos inmersos, esta cultura del aceleramiento, del no parar; ninguno se detiene para verse, si! en su sentido más literal; pero si paramos para ver a los otros, y también para que nos vean los otros, por eso compramos, nos ponemos lindos para gustar, para agradar a los demás, ¿y Vos?.

Decime la verdad, alguna vez te detuviste a pensar en porque vivís corriendo? porque te llenás de tareas, de cosas para hacer?; de hecho muchos de nosotros caminamos por la ciudad desconectado del otro, en un mundo de sonidos diferentes gracias a la tecnología, pero completamente aislado.

Esta sociedad poco ecologista, poco comunicativa, pero sobre todo muy violenta va marchando con rumbo deconocido, pero con seguridad negro. Pero antepuesto a todo esto, veo campañas solidarias, como las del Hospital Garraham, en dónde muchos se enganchan a yudar a los chicos, y siendo mamá me enorgullece ver que a pesar de todo el caos que nos rodea, todavía hay una semilla de bondad y de servicio que mantenemos viva. A raíz de esto me viene a la mente algo que leí que me pareció interesante que decía: que la palabra amor está compuesta por A, prefijo negativo, y MOR, separación. A-MOR, significa no separar, no morir. Me encantó esta definición etimológica de la palabra y que este no morir implica un dar, aportar ese granito de arena, de ayudar, este vivir en la acción, incluso vivir en el otro, y no solamente para el otro.

Pero retomando mi visión del principio, también tendríamos que ver que pasa con el amor propio, el interno, desde este punto de la no separación, del no morir. Porque tener la agenda ocupada y vestirse bien o a la moda como nos imponen no implica un amor propio, creo que también hay que cultivarlo; y no estoy yendo a la cursilería que quererse es tener un ego enorme, para nada, es saberse escuchar, es sacarse esas ganas que cada uno de nosotros tiene adentro, de bailar, de cantar, de hacer algo inesperado sólo por que lo sentimos asi, sin importar el famoso "que dirán". Es escuchar esa vocecita interior a la que no siempre le hacemos caso, como también escuchar nuestros propios sonidos, de prestar atención a los más mínimos detalles de nuestro cuerpo, de estar bien uno mismo porque es la única y la mejor manera para que las personas que estan cerca nuestro también estén mejor.